¡Adivina! Mi hijo ha dejado su pañal, ¿el tuyo ya lo hizo? La anterior pregunta suele confundir a los padres, interpretando que existe una edad exacta o que el comportamiento debe ser similar a otros niños cercanos al menor.

En realidad, no está establecido un tiempo exacto para que suceda el control de esfínteres, algunos profesionales refieren que la mayoría de los niños logran un control de esfínter a los 3 años, sin embargo, existen señales propias del desarrollo y la madurez del mismo que guían al cuidador a interpretar que el menor está listo para iniciar un entrenamiento de control de esfínter. Algunas de esas señales son; manifestar incomodidad luego de realizar micción o defecar en el pañal, solicitar un cambio de pañal, mostrar interés por los espacios del baño o interesarse por el uso de ropa interior. Al detectar dichas señales el entrenamiento en la mayoría de los casos será satisfactorio.

En este momento es importante que el cuidador anticipe al menor y lo involucre con pequeñas acciones en el proceso. El apoyo visual de historias leídas puede ser una herramienta útil para explicarle al menor sus partes íntimas y el proceso de ir al baño. Al iniciar es pertinente que el menor este vestido con ropa cómoda, el baño este limpio y tenga elementos que faciliten el acercamiento del menor al inodoro como asientos cómodos u orinales.

Para iniciar el enteramiento el adulto puede ayudar o guiar el proceso brindando autonomía al menor al realizar algunas acciones como el bajar el pantalón, retirarse el pañal y sentarse en el inodoro. Lo anterior puede generar independencia y sentirse involucrados en el proceso. Al iniciar se recomienda acompañar al menor al baño en intervalos cortos de tiempo y no forzarlo ante la negativa de ir al baño. En la mayoría de los casos es común que existan fugas sobre su ropa interior y será el adulto quien brinde seguridad en el proceso y acercarse al menor para explicarle lo sucedido de forma tranquila y realizar un cambio de ropa.

En relación a lo anterior Garza-Elizondo, R. (2020) identifica 3 etapas durante el entrenamiento:

1. El niño es capaz de percibir que ha orinado o evacuado y es capaz de trasmitirlo a sus padres.

2. Percibe la sensación de evacuar y la trasmite en los momentos previos o durante el acto, pero es incapaz de retenerla.

3. Puede retener o decidir la expulsión de heces y orina. (pag.41)

Durante el proceso deben establecerse otras acciones de higiene como el lavado de manos al finalizar y el bajar la palanca del inodoro para que esté limpio.

Al disminuir las fugas y ser capaz de realizar las necesidades fisiológicas en el inodoro, será beneficioso que el adulto aliente al menor y reconozca lo logrado.

Bibliografía: Garza-Elizondo, R. (2020). Control de esfínteres. Acta Pediátrica de México, 41(1), 40-42

Maria Elisa Bolaño – Docente Lyndon B. Johnson Steppers

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