Los prebióticos son azúcares de origen vegetal que le sirven de alimento a los probióticos.

Bajo esta afirmación podemos decir que los prebióticos contribuyen para que los probióticos puedan ejercer su función.

El término prebiótico fue introducido por Gibson y Roberfroid, quienes definieron los prebióticos como ingredientes no digeribles de los alimentos que afectan beneficiosamente al hospedador por una estimulación selectiva del crecimiento o por la actividad de una bacteria o un limitado grupo de bacterias en el colon. Éstos generalmente son hidratos de carbono de cadena corta, que pueden ser fermentados a lo largo del tracto gastrointestinal  y estimular el crecimiento de bifidobacterias u otras bacterias potencialmente beneficiosas.

Debido a lo anterior se puede decir que los prebióticos trabajan en fusión con los probióticos para brindarle beneficios al organismo, estos prebióticos por ser de origen vegetal no representan perjuicios para su sano consumo.

Dentro de los prebiótico más comunes encontramos la inulina y la oligofructosa, clasificadas como fibra dietética, constituyen ingredientes alimenticios naturales, extraídos de las raíces de la achicoria y se encuentran presentes además en otras plantas como la cebolla, el ajo, el espárrago. Estos compuestos modulan positivamente la fisiología del sistema gastrointestinal, fundamentalmente en cuanto al aumento del peso de las heces y la frecuencia de evacuación intestinal. Actualmente se estudian otros efectos como el aumento de la absorción de calcio, la estimulación del sistema inmunológico y la reducción del riesgo de cáncer de colon.

El ser humano desde que nace se proporciona de prebióticos o en otras palabras se alimenta de prebióticos al ser amamantados por sus respectivas madres, ya que la leche materna contiene más de 130 oligosacáridos distintos, que constituyen el tercer componente de ésta. Su concentración total disminuye a medida que avanza el curso de lactancia, de modo que al año contiene menos de la mitad que en las primeras semanas de vida. La fracción de oligosacáridos no digerida en la leche materna estimula el crecimiento de bifidobacterias en el colon, y esta flora podría tener efectos beneficiosos de protección frente a infecciones entéricas. Así, éstos son un componente principal del sistema inmunológico innato por el cual la madre protege a su hijo de patógenos (entéricos o de otra localización), previniendo infecciones y alergias durante la lactancia.

A manera de conclusión se puede decir que la mejor forma de alimentar a los niños indiscutiblemente es la lactancia materna; ya que de acuerdo a la manera como se alimenta al niño ya sea con leche materna o con formulas láctea se establece en ellos una flora bacteriana colónica distinta; se encuentran microorganismos distintos no solo en el colon sino también en el tracto respiratorio o en la laringe.

Los  prebióticos se pueden ingerir a través de alimentos naturales o incorporándolos a alimentos como lácteos, bebidas, pastelería  o cereales. Y que éstos no son en realidad microorganismos vivos, son ingredientes que estimulan el crecimiento de bacterias, te invito a que los incorpores a tu dieta alimentaria.

Bibliografía

  • Gil Ángel, Tratado de Nutrición, tomo II, 2ª edición , editorial panamericana 2010

Guías prácticas de la OMGE Probióticos y prebióticos, World Gastroenterology Organisation, 2008.

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